En la entrega pasada compartimos algunos rasgos de la personalidad más propensos al Burn Out. En esta última entrega enumeraremos las consecuencias de este síndrome.
Deseamos que éste haya sido y sea un recurso de ayuda para no caer en él.
Consecuencias del Burn Out.
El concepto más importante es que el Burn Out es un proceso progresivo que incluye:
- exposición gradual al desgaste laboral;
- desgaste del idealismo;
- falta de logros.
Efectos provocados por el síndrome:
- Afecta negativamente la resistencia del trabajador, haciéndolo más susceptible al desgaste por empatía (por ponerse en el lugar del otro).
- Favorece la respuesta silenciosa, que es la incapacidad de atender a las experiencias de las personas, que resultan abrumadores.
- Gradualmente, el cuadro se agrava en relación directa a la magnitud del problema. Inicialmente los procesos de adaptación protegen a la persona, pero su repetición la agobia, generando sentimientos de frustración y conciencia de fracaso, existiendo una relación directa entre la sintomatología, la gravedad y la responsabilidad de las tareas que se realizan.
- El sentirse usado, menoscabado o exhausto debido a las excesivas demandas de energía, fuerza o recursos personales, crea además intensas repercusiones en la persona y en su medio familiar.
- Estados de fatiga o frustración son el resultado de la devoción a una causa, estilo de vida, o relación que fracasó al intentar obtener una recompensa esperada.
- La progresiva pérdida del idealismo, de la energía y el propósito que experimentan muchos profesionales que trabajan ayudando a otras personas son el resultado de sus condiciones de trabajo.
- El síndrome de agotamiento, es el último paso de la progresión de múltiples intentos fracasados de manejar y disminuir una variedad de situaciones laborales negativas.
La lista de síntomas psicológicos que puede originar este síndrome es extensa, pudiendo ser leves, moderados, graves o extremos.
Uno de los primeros síntomas de carácter leve pero que sirve de primer escalón de alarma es la dificultad para levantarse por las mañanas o el cansancio patológico, en un nivel moderado se presenta distanciamiento, irritabilidad, cinismo, fatiga, aburrimiento, progresiva pérdida del idealismo que convierten a la persona en emocionalmente exhausta con sentimientos de frustración, incompetencia, culpa y autovaloración negativa.
Los graves se expresan en el abuso de psicofármacos, absentismo, abuso de alcohol y drogas, entre otros síntomas.
Es la repetición de los factores estresantes lo que conforma el cuadro de crónico, que genera baja de la autoestima, un estado de frustración agobiante con melancolía y tristeza, sentimientos de impotencia, pérdida, fracaso, estados de neurosis, en algunos casos psicosis con angustia y/o depresión e impresión de que la vida no vale la pena, llegando en los casos extremos a ideas francas de suicidio.
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