Queridos/as hermanos/as:
¡Qué bueno es Dios!, que
siendo el Creador Todopoderoso de todo lo que existe, y porque nos ama
mucho, en Jesús eligió hacerse un ser tan débil y dependiente como un
bebé para, siendo igual a nosotros en todo, menos en el pecado,
reconciliarnos con Él.
Terminó
la espera. Dios cumplió su Promesa. Hoy nació el Enviado a sanarnos y
salvarnos. Él, que existe desde el principio, y por quien todas las
cosas fueron creadas; Él, que es la Vida y la Luz, que llena de sentido y
de luz nuestra vida; Él, por Quien fuimos hechos hijos de Dios; Él, el
Rey del Universo, que no eligió para nacer un palacio repleto de oro,
sino, nacer pobre entre los pobres, en un humilde pesebre, rodeado de
animales, pero sobre todo, rodeado del amor y cuidado de su Madre, que
lo es también nuestra, María, y su esposo San José; de la compañía de
los marginados de su tiempo, representados por los pastores pobres, y
por los extranjeros magos venidos de Oriente; Él, que desde su
nacimiento vivió el rechazo de tantas puertas que se le cierran; Él, que
como dice San Pablo, siendo rico se hizo pobre para enriquecernos.
Con razón exclama de alegría Isaías: "Qué hermosos son sobre las montañas los pasos del que trae la buena noticia,
del que proclama la paz,
del que anuncia la felicidad,
del que proclama la salvación". Porque Jesús establece la paz,
sanando todas las heridas provocadas por el pecado original y
reconciliando todas las cosas con Dios, y por eso, al restablecer el
Proyecto de amor de Padre, viene a anunciarnos la felicidad y la
salvación. Por esto, también Isaías nos invita a gritar de alegría, "porque el Señor consuela a su Pueblo,
Él viene a redimirnos... y todas las naciones,
verán la salvación de nuestro Dios".
La
misma invitación nos la hace el salmista, admirado de las maravillas
que hace Dios, un Dios lleno de amor y que es fiel a las promesas
realizadas a nuestros primeros padres; un Dios, que como dice la Carta a
los Hebreos, luego de hablar a nuestros antepasados en muchas ocasiones
y de varias maneras, en Jesús se nos revela por completo.
Él, que es la Luz, viene a iluminar nuestras oscuridades, y a llenar de sentido cada rincón de nuestra vida.
¡Feliz Navidad!
padreleonardov.blogspot.com
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