jueves, 22 de enero de 2015

Cuatro formas de hacer felices a los hijos.

Tomado de lafamilia.info

Todos los padres aceptan que no hay amor más grande que el que se tiene por los hijos. Y ese amor comprende además el gran anhelo de hacerlos felices. Sin embargo algunos padres suelen perder el foco del significado de la felicidad y olvidan que para hacer felices a sus hijos, no se necesita ni el mejor colegio, ni una casa grande, ni una tablet, ni seguirles todos su caprichos. Por eso proponemos cuatro formas muy sencillas que todos los padres tienen a su alcance para hacer felices a sus hijos.

1. Dedicarles tiempo

Podemos darles el último móvil o llenarlos de juguetes, pero si como padres no les dedicamos tiempo de calidad a los hijos, jamás les haremos felices.

Pero no se trata de una mera presencia física, va mucho más allá: es jugar con ellos al llegar a casa, es leerles un libro o inventarles un cuento, es cenar todos juntos en familia, es apoyar al adolescente en sus gustos y con palabras de cariño descifrar sus temores, es reírse a carcajadas, es darles un abrazo, es escucharlos y dejar a un lado el whatsapp o la noticia del momento, es enseñarles a montar en bici o a ayudarles a pintar una flor… Es así como se hace feliz a un hijo, son esos momentos los mejores regalos que un padre le puede dar.

2. Tener un buen matrimonio

“Los niños no solamente tienen necesidad de alimento, sino de todo un clima de afecto y seguridad, que normalmente proporciona el amor recíproco y visible de los padres. Por lo tanto, es evidente que la primera víctima de los conflictos conyugales, es el hijo.”

De ahí que el mejor regalo de un padre/madre para sus hijos, es amar al cónyuge. Un hogar armonioso es clave para que los hijos crezcan sanos emocionalmente.

3. Darles valores

Los valores son la base de su felicidad presente y futura. Un niño que ha sido formado bajo el respeto, la disciplina, la voluntad, el agradecimiento, el esfuerzo, por nombrar sólo algunos, será un adulto capacitado para afrontar diferentes situaciones, tanto satisfactorias como aquellas retadoras. Y una persona que sabe afrontar la vida con entereza, aprenderá a encontrar la felicidad en medio de ella. La felicidad es también una actitud de vida, y así se les debe enseñar a los hijos.

4. Ser sus padres, no sus amigos

“No queremos verles la cara larga, que nos digan que somos anticuados, distintos a los padres de sus compañeros, que somos 'mala onda'. En realidad, queremos ser papás buena onda, aparecer como evolucionados y esto nos hace ser tremendamente ambiguos en nuestra forma de educar; nos cuesta decir que no. Nos vamos en cuarenta explicaciones, somos los reyes de los 'depende', con lo que metemos a los niños en una red de inseguridades que les impide conocer qué es correcto y qué no y todo parece permitido.” Explica la sicóloga chilena Pilar Sordo en Las consecuencias de ser “papá - amigo”.

Amar a los hijos es decirles “no”, es posponer sus deseos, es motivarlos a esforzarse, es ponerles límites, es mostrarles sus fallas y ayudarles a corregirlas... Esto lo hace un padre, no un amigo. Por eso decimos que los padres deben lograr una relación de confianza mas no de amistad: la autoridad educa, la amistad desvía el objetivo educativo.

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