Tomado de lafamilia.info.
"Algunos niños se consideran difíciles porque presentan problemas en determinadas situaciones, mientras que otros parece que los tienen en todas partes". Algunos investigadores han realizado considerables exploraciones en busca de la trascendencia que tiene el temperamento en los procesos de interacción que le revelan el mundo al niño y el niño a la sociedad; de igual manera se descubre que las características temperamentales se pueden diferenciar en los niños desde la temprana infancia, y que estas características afectan a los padres y a otras personas. En consecuencia, el temperamento del niño influye en la conducta y en la actitud de los padres, en la misma forma en que los padres influyen en sus niños.
Si ustedes reconocen a su hijo en una de estas descripciones, o si por cualquier otro motivo consideran que es un "niño difícil", es importante que tengan en cuenta estos puntos:
- Los niños difíciles son normales. No tienen perturbaciones emocionales, problemas mentales ni lesiones cerebrales. Algunos familiares bien intencionados pueden haberles insinuado a ustedes que "algo anda mal", y esto los tiene preocupados.
- No todos los niños difíciles son iguales. Sus manifestaciones varían de acuerdo con las áreas de temperamento que entren en juego. Los niños difíciles van desde los relativamente dóciles con algunos aspectos difíciles, hasta los muy difíciles.
- Los niños difíciles hacen que sus padres se irriten, o se sientan incapaces o culpables. Estos sentimientos pueden generar uno de los problemas más graves que existen con niños difíciles: la disciplina ineficaz. Los padres sienten que han perdido autoridad y que su hijo ya no los escucha. Esto los lleva a redoblar los esfuerzos disciplinarios sin resultado alguno.
- Los niños difíciles pueden crear tensiones matrimoniales, discordias familiares, problemas entre hermanos y, con el tiempo, pueden llegar a presentar sus propios problemas emocionales.
O bien:
Los niños difíciles pueden convertirse en niños positivos, entusiastas, e inclusive en individuos muy creativos, si los manejan bien desde su infancia.
El primer punto - el más funcional - que ustedes deben entender sobre el niño es su temperamento, y la forma en que los rasgos temperamentales moldean su comportamiento desde temprana edad.
Rasgos temperamentales en el niño:
- Nivel de actividad. ¿Cuán activo es el niño generalmente desde temprana edad?
- Distracción. ¿Con cuánta facilidad se distrae?
- Persistencia. ¿Persevera con algo que le gusta?
- Adaptabilidad. ¿Cómo reacciona en las transiciones y ante el cambio?
- Acercamiento. ¿Cuál es su reacción inicial ante cosas nuevas (lugares, personas, ropa)? ¿Existe retraimiento o rechazo?.
- Intensidad. ¿Cuál es la intensidad de las expresiones del niño, bien sea que se sienta feliz o que se sienta infeliz?
- Regularidad. ¿Cuán previsible es en sus horas de sueño, apetito?
- Sensibilidad. ¿Cómo reacciona a estímulos sensoriales: ruidos, luces fuertes, colores, olores, calor, dolor?
- Estado de ánimo. ¿Cuál es su estado de ánimo básico? ¿Predominan las reacciones positivas o negativas?
Estudiando estos nueve rasgos, es posible clasificar el temperamento de cualquier niño por áreas que van desde muy dócil hasta muy difícil.
Elementos básicos para mejorar la situación de su hijo y su familia
Todos debemos tener la convicción de que los padres pueden modificar sus actitudes y su comportamiento mediante la educación. Si aprenden a entender a su hijo difícil y su temperamento, empezarán a darse cuenta qué le sucede a su hijo y por ende a la familia.
Poco a poco, usted será un experto en el temperamento y comportamiento de su hijo. Y como los expertos saben hacer bien las cosas, usted también las hará bien. Dejará de ser víctima de sus propios sentimientos porque podrá ver las cosas de modo imparcial y objetivo. Cada vez que adopte un punto de vista más neutral, será más flexible y tolerante, pero al mismo tiempo tendrá más autoridad y será más dueño de la situación.
Aspectos claves que le ayudarán:
1. EFICACIA EN SU DISCIPLINA:
La disciplina ineficaz constituye uno de los mayores problemas de las familias con un niño difícil. Traten de responder honestamente las siguientes preguntas. El propósito no es hacerlos sentir mal, sino orientarlos en los métodos que no funcionan con un niño difícil. Las respuestas afirmativas indican técnicas ineficaces y frustraciones que pueden eliminar. La solución, aunque parezca extraño, no es redoblar la disciplina sino reducirla.
¿Suele usted gritarle mucho?
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SI
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NO
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¿Asume la misma posición del niño? (Si él le pega, usted también le pega?)
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SI
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NO
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¿Lo castiga mucho más de lo que usted quisiera?
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SI
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NO
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¿Usted siempre le está diciendo "no" al niño?
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SI
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NO
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¿Tiene que insistirle constantemente para que haga las cosas?
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SI
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NO
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¿Pelea mucho con él?
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SI
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NO
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¿Está dándole explicaciones frecuentemente?
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SI
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NO
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¿Acaba por hacerle prometer que "no lo volverá a hacer"?
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SI
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NO
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¿Vive haciéndole amenazas, las cuales no piensa cumplir?
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SI
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NO
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¿Le sucede a veces que no sabe cómo reaccionar?
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SI
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NO
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¿Le parece que el niño tiene más poder que usted?
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SI
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NO
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¿Encuentra que cuando más lo castiga, más insiste en hacer lo indebido?
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SI
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NO
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Ahora piensen en las cosas que han hecho para manejar al niño y que les han dado resultados positivos. ¿Han tomado alguna medida espontánea que tal vez ni siquiera consideraron "disciplina" y vieron con sorpresa que el niño respondió? ¿Hay algún castigo que parece ser especialmente eficaz? Hay que reconocer los éxitos y anotarlos, aunque parezcan relativamente pocos; esto nos ayudará más tarde a encontrar soluciones originales para el niño y la familia.
2. LA NEUTRALIDAD: RAZONAR, NO SENTIR
A fin de poder manejar con éxito el comportamiento de su hijo, ustedes tienen que adoptar antes una actitud objetiva. La clave aquí es la NEUTRALIDAD. Por tanto, cada vez que el niño se porte mal:
- No reaccionen emocional o instintivamente.
- Permanezcan tan neutrales como les sea posible.
- Razonen y recuerden que su respuesta debe surgir no de sus sentimientos sino de su pensamiento.
- Concéntrense en el comportamiento de su hijo, no en los motivos ni en el estado de ánimo de él.
Ustedes están tratando aquí de bloquear sus acostumbradas reacciones naturales. Así que deténganse a pensar, y refrenen sus antiguas reacciones automáticas ante el comportamiento del niño: el "no" automático, las amenazas, los gritos. Traten de hacer caso omiso de los sentimientos de ustedes, y cámbienlos por la actitud de un profesor que estudia un tema. Deben procurar asumir una actitud tranquila y serena.
¿Significa esto que se han de convertir en un padre o una madre autómatas que solamente reaccionan ante su hijo de una manera calculada y fría? ¡De ninguna manera! Cuando estén más seguros de su autoridad y de su relación con él, la espontaneidad podrá regresar. Pero deben recordar que en un círculo vicioso muy arraigado las acciones instintivas son tan malas para los padres como para el niño. Para aprender una nueva forma de ser espontáneos tienen que intentar desprenderse de sus antiguas actuaciones.
Si logran reaccionar de esta nueva manera una de cada tres veces, se estarán encaminando hacia el éxito. No se desanimen si no siempre funciona. Nadie se Despoja de sus viejos hábitos de la noche a la mañana.
PREGÚNTENSE: ¿ES EL TEMPERAMENTO?
Cada vez que puedan relacionar un comportamiento con un rasgo temperamental, estarán mucho mejor capacitados para obrar acertadamente. Si un comportamiento tiene sus raíces en un rasgo temperamental, el niño en cierto modo "no puede evitarlo". Traten de reconocer esta situación. Si pueden establecer el nexo entre el temperamento propio de un niño difícil y un mal comportamiento, su actitud se tornará más comprensiva.
3. CLARIDAD EN LAS REGLAS Y CONSECUENCIAS:
Todo niño funciona mejor cuando sabe que sus padres hablan en serio. Cuando haya un comportamiento específico prohibido en el hogar vendrá siempre un castigo específico. Las reglas deben ser claras y fáciles de comprender. De esta manera, el niño sabrá exactamente lo que se espera de él. Es una regla.
En primer lugar, decidan qué reglas básicas necesitarán para controlar el comportamiento relevante. Luego explíquenselas al niño de la manera más sencilla y objetiva: "Hay una nueva regla en esta casa'.
4. ACTÚEN CON BREVEDAD:
Cuando se castiga a un niño las explicaciones siempre tienen que ser muy breves.
"Has hecho tal cosa, que no es permitida; tu castigo es éste". No digan nada más.
5. NO NEGOCIEN:
El problema de muchos padres es que su pequeño ha adquirido tanto poder ante sus ojos que lo tratan como si fuera otro adulto, o bien ellos se han convertido en niños y tratan de "desquitarse" con él. Con un niño difícil no se negocia; los padres imponen las reglas. Si el niño pregunta por qué, y si es un comportamiento que ustedes consideran relevante, respóndale: "Porque es la regla". Esto no significa que debamos convertirnos en tiranos arbitrarios. Lo más probable es que al niño le parezcan sensatas las nuevas reglas. Lo que se busca aquí es imponer autoridad de manera objetiva y neutral.
6. SEAN FIRMES:
En vez de gritar al niño, practiquen un tono de voz más firme. Que se note que hablan con autoridad. El tono de voz es importantísimo, especialmente con un niño muy pequeño.
7. NO QUITEN LOS OJOS DE LA META:
Recuerden que la meta de una disciplina eficaz es que el niño obedezca. La actitud con que lo haga no importa. Tal vez asuma alguna actitud para salvar las apariencias. No hay que confundir esto con la desobediencia.
8. NO REPITAN MUCHO LA ADVERTENCIA:
El niño puede estar probándolos a ver si van a cumplir. En tal caso, es importante que lo que le han dicho lo realicen, y eviten las advertencias repetidas sin ninguna acción.
Está bien advertirle una sola vez, pero después de eso hay que actuar. Sus gestos y tono de voz deben ser firmes.
9. RECOMPENSAS PLANEADAS:
El castigo es necesario como respuesta a un mal comportamiento. Pero ¿habrá alguna manera de mejorar el comportamiento sin castigarlo? ¿Cómo lograr que el niño escuche, que acate las normas del hogar? Muchos padres de niños difíciles viven insistiendo, quejándose, castigando y diciendo "no", y tampoco logran resultados. Para superar estas situaciones es de gran utilidad tener en cuenta los siguientes principios del sistema de recompensas:
- Deben ser planeadas: no surgen de una reacción del momento.
- Los padres actúan dentro de la mayor neutralidad.
- Lo hacen basados en la razón, no en las emociones.
- Siempre se dan después de terminada la acción, y no antes.
- Son para comportamientos específicos, no para actitudes.
- Nunca premien a su niño por ser "bueno" o "agradable".
No sean demasiado generosos ni espontáneos con las recompensas. ¿Cómo podrían saber si el niño se ha ganado una? Si le compraron un regalo el lunes porque les parece a ustedes que ha estado "dócil", ¿qué harán el martes cuando se comporte todavía mejor?
10.RECOMPENSAS POR UNA RUTINA:
El sistema de las estrellas:
La mayoría de los niños difíciles funcionan bien con las rutinas, especialmente si se incluyen grandes bloques de tiempo no planeado. Para unos, el solo hecho de fijar una rutina bastará, pero otros necesitarán un sistema de recompensas para ayudarles a comenzar. El sistema de las estrellas funciona así:
- Escojan una rutina que quieran establecer.
- Decidan conjuntamente con el niño cuál será la secuencia de actividades, ésta no podrá variar.
- Junto con el niño, dibujen un cuadro bonito de las actividades.
- Díganle al niño que cada vez que termine la rutina se ganará una estrella o una calcomanía (él puede escoger).
- Cada vez que acumule cinco estrellas (o el número acordado), se ganará un premio (él debe participar en la elección del premio).
Todo esto debe ser divertido, pero las expectativas deben ser muy claras. O ganó la estrella o la perdió. Cerciórese de que el niño conozca muy bien lo que le corresponde hacer. Recuerden también que el único "castigo" en este sistema es negarle la estrella con algún comentario breve como: "Lástima: no ganaste tu estrella hoy; ojalá mañana te vaya mejor". Fije las metas de acuerdo con las capacidades del niño, con retos reducidos al principio y luego aumente la exigencia progresivamente. La sensación del logro al comienzo lo motivará para continuar esforzándose.
En términos generales, los niños difíciles funcionan mejor con recompensas por comportamientos aceptables que con castigos por mal comportamiento. Las respuestas negativas repetidas ante un comportamiento indebido refuerzan ese comportamiento en vez de corregirlo. Y los padres también les gusta el sistema de recompensas porque les permite centrarse en los adelantos del niño y se sienten menos culpables.
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