Imagen referencial / Foto: Daniel Ibáñez (ACI Prensa)
VATICANO, 04 Feb. 15 / 10:24 am (ACI/EWTN Noticias).-
“Un
buen padre sabe atender y perdonar, desde lo profundo del corazón”,
afirmó el Papa Francisco durante la Audiencia General en el Aula Pablo
VI, en la que reflexionó sobre el papel del padre en la familia, poniendo como ejemplo la parábola del Hijo Pródigo.
Como ya anunciase la semana pasada, la catequesis
de hoy se refirió a la función del padre en la familia, desde una
perspectiva positiva, dejando de lado los “peligros de los padres
'ausentes'”.
“Toda familia necesita al padre”, comenzó diciendo. El padre “sabe todo
lo que cuesta transmitir esta herencia: la cercanía, la dulzura y la
firmeza” pero también “¡cuánto consuelo y cuanta recompensa se recibe
cuando los hijos rinden honor a esta herencia! Es una alegría que redime
toda fatiga, que supera cada incomprensión y cura todas las heridas”.
Francisco habló después de algunas necesidades, como “que el padre esté
presente en la familia”. “Que sea cercano con la mujer, para compartir
todo, alegría y dolores, fatigas y esperanzas, y que sea cercano a los
hijos durante su crecimiento: cuando juegan y cuando se empeñan en algo,
cuando están despreocupados y cuando están angustiados, cuando se
expresa y cuando están taciturnos, cuando son atrevidos y cuando tienen
miedo, cuando dan un paso equivocado y cuando reencuentran el camino”.
En todas estas ocasiones “el padre debe estar siempre presente”.
Pero, el Papa alertó de que estar presente no es lo mismo que
“controlar”: “Los padres demasiado controladores anulan a los hijos, no
les dejan crecer”.
El Pontífice puso como ejemplo el Evangelio que habla de Dios como de un
“padre bueno” y la Parábola del Hijo Pródigo o “del padre
misericordioso”.
“Los padres deben ser pacientes. Muchas veces no hay que hacer nada más
que esperar, rezar y esperar con paciencia, dulzura, magnanimidad,
misericordia”.
Y es que “un buen padre sabe atender y perdonar, desde lo profundo del
corazón”. Aunque “es verdad que también corregir con firmeza: no es un
padre débil, que deja hacer lo que sea, sentimental. El padre sabe
corregir sin desanimar y al igual sabe proteger sin descanso”.
Para hacer más comprensibles sus palabras el Papa puso el siguiente ejemplo: “Una vez escuché en una reunión de matrimonio a un padre decir: 'algunas veces tengo que pegar un poco a los hijos... pero nunca en la cara para no humillarles'”.
“Sin la gracia que viene del Padre que está en los cielos, los padres
pierden la valentía y abandonan el campo, pero los hijos necesitan
encontrar a un padre que les espere cuando vuelvan de sus fallos. Harán
lo que sea para no admitirlo, para no reconocerlo, pero lo necesitan: y
no encontrarlo abre sus heridas difíciles de sanar”.
En su catequesis, Francisco tomó algunas citas del Libro de los
Proverbios dirigidas a los propios hijos: “'Hijo mío, si tu corazón es
sabio, también se alegrará mi corazón: mis entrañas se regocijarán,
cuando tus labios hablen con rectitud'”.
“No se puede expresar mejor el orgullo y la conmoción de un padre que
reconoce haber transmitido al hijo lo que de verdad cuenta en la vida, es decir, un corazón sabio”.
El Papa explicó que este padre no decía “estoy orgulloso de ti porque
eres igual a mí, porque repites las cosas que digo y que hago yo”. “No,
le dice alguna cosa más importante, que podríamos interpretar así: 'Seré
feliz cada vez que te vea actuar con prudencia, y seré conmovido cada
vez que escuche hablar con rectitud'”.
“'Esto es lo que he querido dejarte, para que se convierta en algo tuyo:
la actitud de escuchar y actuar, de hablar y juzgar con sabiduría y
rectitud. Y porque tú podrías ser así, te he enseñado cosas que no
sabías, te he corregido errores que no veías. Te he hecho sentir un
afecto profundo y al mismo tiempo discreto, que quizás no has reconocido
plenamente cuando eras joven e insensato. Te he dado un testimonio de
rigor y de firmeza que quizás no entendieras, cuando habrías querido
sólo complicidad y protección”.
El Papa continuó con el ejemplo: “He querido yo mismo, primero, ponerme
en la prueba de la sabiduría del corazón, y vigilar los excesos del
sentimiento y del resentimiento, para llevar el peso de las inevitables
incomprensiones y encontrar las palabras justas para hacerme entender.
Cuando veo que buscas ser así con tus hijos, y con todos, me conmuevo.
Estoy feliz de ser tu padre”.
Y “esto dice cómo es un padre sabio, un padre maduro”, aseguró Francisco.
Por último, el Papa aseguró que “la Iglesia,
nuestra madre, está empeñada en sostener con todas sus fuerzas la buena
y generosa presencia de los padres en las familias, porque ellas son
para las nuevas generaciones custodios y mediadores insustituibles de la
fe en la bondad, de la fe en la justicia y en la protección de Dios,
como San José”.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario