Uno de los mayores retos que tienen
los padres es lograr que sus hijos sean responsables de sus actos y
pertenencias, además que cumplan con ciertas obligaciones acordes a su
edad. Es indispensable por tanto, tener presente algunas claves que
ayudarán a los padres a lograr dicho objetivo.
Primera clave: Comenzar desde que son bebés
Los autores del libro “Cómo enseñar a su hijo a ser responsable”
aseguran que los niños a quienes no se les dan deberes en el hogar
desde la primera infancia, carecerán de habilidad para organizarse, para
fijarse objetivos y llevar a cabo tareas complejas a lo largo de su
infancia y adolescencia.
La responsabilidad es una de las virtudes más significativas en el
desarrollo humano; gracias a ésta la persona asume el control de su
propia vida, pero para que esto se logre, los padres deben fomentarla en
sus hijos desde los primeros meses. Por ejemplo en los bebés se les
debe enseñar a recoger sus juguetes, más adelante a organizar sus útiles
escolares, después la ropa del día siguiente, y así sucesivamente… A
medida que el niño va creciendo, se le debe dar la confianza suficiente
para que desarrolle nuevas tareas.
Así pues la responsabilidad no se adquiere de un día para otro; es un
proceso que se irá desarrollando durante toda la infancia y la etapa
escolar hasta llegar a la adolescencia, en la cual la responsabilidad se
pondrá a prueba una y otra vez.
Segunda clave: Establecer normas claras
Como toda ley de vida, existen derechos y también deberes, por eso en
casa también deben haber normas que han de respetarse y acatarse. Pero
hay que ser muy claros a la hora de establecer estos límites. Si los
niños no saben qué esperan sus padres de ellos, o no saben cuáles son
sus deberes, no podrán educarse en el valor de la responsabilidad. Los
padres no sólo deben establecer normas de la manera adecuada según la
edad de cada niño, sino explicarles cuáles son las consecuencias por no
cumplirlas.
Para hacer más comprensible el asunto, sobre todo en un principio
mientras se adquiere el hábito, es una buena estrategia escribir los
deberes en un lugar visible de la casa (tablero o cartelera) y crear un
sistema de estímulos -caritas felices, dulces, entre otros- en especial
para los más pequeños de la familia. De esta manera los chicos tendrán
las reglas a la vista y se motivará su cumplimiento.
Tercera clave: Otorgar deberes
Si queremos que los hijos sean responsables, pero no les damos la
posibilidad que lo sean, no estamos haciendo nada... Cada hijo deberá
asumir unos deberes en el hogar, adicionales a los escolares, los cuales
se dan por sentado. Hay que dejarles que sean autónomos y evitar a toda
costa realizar tareas que ellos mismos están en capacidad de hacer. La
sobreprotección de los padres impide que los hijos ejerciten la
responsabilidad, aparte de que los vuelve “flojos” y perezosos.
Dentro de esa autonomía que se pretende lograr, es importante que los
padres no estén todo el tiempo recordando los pendientes a sus hijos,
pues se convierte en una mala costumbre de la cual pasarán a depender:
“Una vez se esté seguro de que le han escuchado y entendido, hay que
dejarlos que ellos mismo actúen en consecuencia” sugieren Ma. Ángeles
Pérez y Francisco J. Rodríguez en su escrito La responsabilidad en el niño.
Cuarta clave: Autoridad coherente
Una de las formas de deteriorar la autoridad paterna, es no hacer
respetar las normas que se han acordado, ni imponer consecuencias cuando
estas no se cumplen. Cuando esto ocurre a menudo, los padres pierden la
credibilidad de sus hijos, y por consiguiente toda autoridad sobre
ellos. Es por eso que una vez se han determinado los deberes, los padres
deben cumplirlos y hacerlos cumplir. “Si por alguna razón los padres
olvidan lo que han ordenado, están otorgando a los hijos, tácitamente,
permiso para hacer lo mismo.” Advierten los expertos antes mencionados.
La coherencia es una manera de demostrar a los hijos que se está
pendiente de su comportamiento. Además al ser coherentes, los niños se
sienten más seguros y saben a qué atenerse si no cumplen las normas y
responsabilidades. Si no hay coherencia, los chicos sienten ansiedad
porque no son capaces de predecir lo que puede suceder.
Quinta clave: Recompensas por ser responsable
Los especialistas recomiendan estimular a los hijos a comportarse
adecuadamente: “Ello no significa necesariamente regalos materiales,
sino reconocimientos pequeños que reafirmarán en el niño la satisfacción
de la labor cumplida. Además de las recompenses materiales, hay cosas
como el tiempo, la atención la preocupación, la simpatía y la buena
voluntad que también son recompensa. Un cuento más a la hora de dormir,
una ida a cine, un helado, un abrazo fuerte, son manifestaciones que
alientan al niño a decir: `¡vale la pena ser responsable!´.” Ma. Ángeles
Pérez y Francisco J. Rodríguez.
Un niño es responsable si...
Según los autores Harris Clemes y Reynold Bean, un niño es responsable si:
- Realiza sus tareas en el hogar y el colegio sin que haya que recordárselo en todo momento.
- Puede razonar lo que hace.
- No echa la culpa a los demás sistemáticamente.
- Es capaz de escoger entre diferentes alternativas.
- Puede jugar y trabajar a solas sin sentir angustia.
- Puede tomar decisiones que difieren de las que otros niños toman en el grupo en que se mueven.
- Respeta y reconoce los límites impuestos por los padres y profesores sin discusiones.
- Puede concentrar su atención en tareas complicadas (según su edad) durante cierto tiempo sin llegar a situaciones de frustración.
- Lleva a cabo lo que dice que va a hacer.
- Reconoce sus errores y trata de corregirlos sin armar un lío.
La vida real poco se asemeja a la de un palacio real; los
hijos deberán asumir numerosas responsabilidades a lo largo de toda su
vida, así que mejor empezar cuanto antes y qué mejor que en el lugar por
excelencia de la educación en valores: la familia.
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