jueves, 21 de mayo de 2015

Concurso de cuento: "Mi vida".

Mi vida.

-“Martins Fraile, no vas a triunfar en la vida…”- fue lo primero que mi padre me dijo cuando le dije que quería dedicar mi vida al fútbol. En esa época yo era un adolescente, de apenas unos 16 años. Era muy inteligente, fui abanderado de la uruguaya en la escuela y en el liceo me tocó lo mismo. Yo jugaba al fútbol en Danubio (en las juveniles), cuando tomé la decisión de que quería dedicarle toda mi vida al fútbol.
Me presento soy Martins Fraile tengo 87 años y les voy a contar mi historia de vida. Nací en Montevideo, Uruguay (para ser mas específico, el Cerro). Desde chico siempre fui fanático del fútbol; siempre que salía un álbum le pedía a mi tío si me podía colaborar con alguna figurita y siempre lo convencía de que me comprara todas. Soy  hincha de Nacional a muerte, casi siempre que Nacional jugaba en el Parque Central siempre iba con mi padre, quien también es hincha a muerte del bolso.
A los 7 años traté de convencer a mis padres de que me llevaran a probar en Danubio, porque yo y muchos sabíamos que Danubio tiene buenas juveniles, en fin. Luego de varios meses de constantes discusiones logré que me llevaran. Me probé y luego de varios días llamaron a casa para decir que quede adentro del equipo. 
En ese entonces yo iba al Colegio Santa María de la Ayuda en el cual siempre pase con 12 (ste). Era un poco tímido y no tenía la cantidad de amigos que yo quería, pero ta. En el transcurso de la escuela yo no me preocupaba tanto como mis padres por mí, yo me preocupaba por el fútbol, quería fútbol, fútbol, y más fútbol; parecía que mi vida era solo fútbol. Luego de varios años me di cuenta de que no era lo mas importante y me arrepentí de ello.
A los 13 años, como yo jugaba tan bien al fútbol y le dedicaba casi las 24 horas al mismo. Me subieron a quinta donde el promedio de edad era de 15, así que yo era el más chico de toda la categoría. Cuando yo tomé la decisión de dedicarle mi vida entera al fútbol tenía unos 16 años, mi padre se enojó mucho conmigo y me dijo:
-“Martins Fraile, no vas a triunfar nunca en la vida…”.
Yo me enojé mucho con el y me fui a mi cuarto a llorar porque no entendía porque no me quería apoyar cuando el sabía que yo jugaba excelentemente al fútbol, que me habían contratado de Nacional con 16 años, para jugar en la tercera, con salario que dependiendo del partido superaba los 7000 pesos; yo la verdad que no entendía la situación ni de mi padre ni la de mi madre que ella sabiendo lo mucho que a mí me gustaba y quería eso no me apoyaba, ni trataba de convencer a mi padre.
Al día siguiente le dije a mi entrenador ( Álvaro”CHINO” Recoba) que por un mes no me iba a presentar al entrenamiento porque estaba en duda lo que yo quería seguir haciendo. El me entendió y me dijo:
-“Martins en la vida hay que tomar decisiones que no son fáciles; en todo lo que tu necesites yo te puedo ayudar, aparte tu sos uno de los mejores del plantel, así que dime si tengo que convencer algún padre para tu presentismo”
Yo estaba muy contento de que un ídolo en la historia del fútbol bolsilludo me diera semejante consejo.
Luego de un mes de estar reflexionando, hablando con mis padres y pidiéndole a Dios que me ayude a ver su voluntad; mi padre me dijo (aún lo recuerdo como si fuera ayer): -“hijo, tu madre y yo estuvimos mal en no haberte apoyado en tu sueño, en lo que te hacia feliz, y decidimos que te vamos a apoyar en tu decisión de convertirte en jugador profesional”-
Esa noche me fui a dormir muy contento y le recé a Dios como nunca antes lo había hecho. Al otro día me levanté, hice lo habitualmente hago en la mañana y fui al liceo. Luego de haber terminado el liceo fui al entrenamiento y le dije al “CHINO” que me habían apoyado y que podía seguir mi carrera como futbolista.
Al siguiente año el día antes de cumplir los 17 años, debuté en primera división con Nacional, en el Parque Central. Recuerdo que ese día jugamos contra el último de la tabla, Cerro, y le ganamos 7-2. Yo marqué el primer y el último gol para mi equipo.
El día de mi cumpleaños llega un paquete a casa, bastante grande que decía:
-“familia fraile,
Prusia 5792 esq. Rep. Argentina” –
Mi padre lo recogió de la entrada y nos llamó al comedor, para abrir ese paquetote. Cuando mi padre lo abrió lo único que había dentro era un sobre que decía lo siguiente:
Luego de haber leído la carta quedamos atónitos no sabíamos que responder por un rato la casa quedo en silencio y lo único que se escuchaba era el ruido del viento que entraba en una ventana semi abierta. Luego de un rato de completo silencio me atreví a decir que era una gran oportunidad para mi, para la familia, no solo en lo económico (que obviamente era muy importante) sino también en mi carrera como jugador profesional significaría algo muy importante, con 18 años poder ser contratado por un equipo como el Milán es bastante importante.
Mi padre y mi madre estaban de acuerdo con lo que yo dije y por lo tanto decidimos aceptar la oferta de contrato del Milán.
Luego de terminar el liceo y de tomar un par de lecciones de italiano mi familia y yo nos fuimos a Italia. Obviamente yo no iba a ser titular ni jugador del primer equipo pero ser parte de un equipo tan grande me ponía muy contento y me levantaba el ánimo.
Luego de 2 años jugando en tercera, el técnico Marccello Ruggio decidió ascenderme de categoría, a primera.
En primera yo era el que menos le pagaban en el equipo de primera, me pagaban nada más ni nada menos que €30000 (muchísima plata).
Mi presentación en el Milán fue muy exitosa. En primera usé el número de camiseta 24.
En el Milán jugué hasta los 30 años. En él, me tocó vivir momentos inigualables, por ejemplo: - ganar la Champions League (una como titular (26 años) y otra como suplente (23 años))  
-conocer a mi alma gemela (María Pettriti)  a los 22 años ella era rubia alta, italiana, modelo de una marca muy prestigiosa. Salimos unas cuantas veces (31 para ser exactos), nos casamos a los 26 años los dos, 
                  - a los 27 años tuve mellizos los cuales se llaman Juan Fraile y María Fraile.
Y muchos otros momentos gloriosos y lindos.
En este proceso jugué en la selección uruguaya de fútbol sub 20 y la mayor.
A los treinta años el Milán me vendió al Mónaco, equipo que en esa época estaba en la primera división del fútbol francés, la cuota de traspaso fue de € 7.000.000.- (un precio bastante elevado y suculento, para la cantidad que me tocaría a mi (€ 1.000.000.-).
En el Mónaco jugué una temporada y salimos campeones, conmigo en la sima de la tabla de goleadores con 28.
Luego de jugar en el Mónaco quedé libre y el Manchester City me ofreció contrato por un salario de £ 67.000.- por partido. En el Manchester City jugué 4 temporadas de las cuales las tres últimas mi equipo salió campeón. En la primera y última temporada Salí máximo goleador de la liga y en la segunda goleador de la UEFA CHAMPIONS LEAGUE.
A los 36 años me vine a jugar a Nacional. Equipo en el que salí campeón del uruguayo 4 años (el tiempo que estuve en Nacional jugando). En ese transcurso de tiempo salí goleador del uruguayo los cuatro años. En la última final del uruguayo ante Peñarol (que seria mi último clásico y mi último partido como profesional) salimos 3-2, anotando yo mi último triplete como jugador profesional. 
Cuando me retiré del fútbol profesional en Nacional me hicieron una fiesta en la que me entregaron una mini copa del uruguayo (en conmemoración de las muchas que gané con el club), un diploma en el que decía que yo era el máximo goleador de la historia de mi club, también tiraron fuegos artificiales con los colores del bolsilludo y festejamos todos mi carrera como futbolista profesional.
A los 47 años (después de haber hecho un curso), decidí irme a dirigir en un equipo de la cuarta división del fútbol inglés llamado York City. En el dirigí 5 años (52 años); lo ascendí de categoría en categoría (de 4 a 3, de 3 a 2, de 2 a 1) y estando en primera lo dirigí y lo llevé a la UEFA CHAMPIONS LEAGUE. Luego de llevarlo a la CHAMPIONS me fui del York porque me ofrecieron contrato en el Manchester City (equipo en el que jugué muchos años como futbolista profesional. En el Manchester estuve una temporada porque no me llevaba bien con la interna del club, así que preferí irme de ahí antes de que pasara a peores.
Después de haberme ido del club me ofrecieron contrato del equipo en el que muchos años jugué como futbolista, el Milán. En este equipo dirigí 6 temporadas de las cuales 5 salí campeón del escudeto italiano. Las seis temporadas salí campeón de la CHAMPIONS  LEAGUE. 
Al cumplir los 60 años, luego de haberme tomado unos tres años de descanso y de disfrutar de mis nietos y de mis padres (quienes ya estaban en sus últimos años de vida), decidí dirigir al cuadro de mis amores, NACIONAL. 
En Nacional viví momentos lindos y momentos malos, por ejemplo el fallecimiento de mi padre a los 98 años y el fallecimiento de mi madre a los 97. 
El momento que yo recuerdo como el mejor dirigiendo Nacional fue, cuando salí campeón de la COPA BRIDGESTONE LIBERTADORES en una final inigualable entre equipos uruguayos, más específicamente, Nacional y Peñarol Ese día yo me sentía mal porque hacía una semana que mi padre había fallecido y estaba medio raro adentro mío, pero para mi alegría y la de toda la hinchada. Logramos salir campeones de la copa ganando en un global de 7 a 1 (4-0 de locales y 3-1 de visitantes) al histórico rival del bolsilludo, el manya. Yo no podía estar más feliz, ya que la única copa que me faltaba ganar en mi carrera como futbolista y técnico era la Libertadores de América. 

Luego de haber sido campeón de los dos torneos de fútbol entre clubes más importantes del mundo, decidí retirarme de todo y de disfrutar la vida, en la que estuve lleno de oportunidades y gracias de Dios pude vivir;
“Hoy les cuento la historia de mi vida desde la camilla del hospital, para que vean que con la ayuda de Dios todo se puede lograr”.- les dije a mis nietos. 
Mario mi nieto menor me dijo: ¡TATA, cuando sea grande quiero ser como vos!
Le di un beso en la frente a cada uno de mis nietos y besé a mi esposa e hijos en la mejilla y me recosté a dormir tranquilamente, en esa cama pensando en la cantidad de gracias que tuve en la vida y de lo mucho que Dios me amó.

SEUDÓNIMO: LUCÍA VILLALBA

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